PERDÍ MI INOCENCIA MIENTRAS DORMÍA
Hola,
soy José, tengo 18 años, a pesar de mi edad aun soy virgen en todos los
sentidos, nunca he estado desnudo con nadie, o sea, mis partes íntimas solo las
he visto yo, ni mando fotos desnudo cuando intento ligar, mi cuerpo es
totalmente virgen, aunque con mis amigos finjo muy bien de que soy activamente sexual,
nunca he estado con una chica y en cierta forma también me atraen los chicos,
creo que soy bisexual.
Tengo
un mejor amigo, su nombre es Poncho, él si sale con muchas chicas, tiene la
misma edad que yo y siempre andamos juntos.
Me
estaba quedando a dormir en la casa de Poncho, debido a que mi casa estaba en
reparación. Él y yo solíamos ejercitarnos mucho, y solíamos bañarnos por la
mañana antes de irnos a la preparatoria, (no nos bañábamos juntos, pero si nos veíamos
en toalla y ropa interior, se podria decir que solo Poncho me ha visto asi, pero
ya saben entre machines se vale).
Un
día, nos fuimos a dormir como siempre, nos fuimos a su cuarto, nos quedamos en
short y vimos un poco de TV, antes de dormir. Él estaba acostado a mi derecha.
No me di cuenta cuándo me quedé dormido. En la madrugara (totalmente oscuro) me
desperté porque Poncho se movía mucho (yo me muevo mucho dormido, así que me
pareció normal).
De
pronto se dio la vuelta y puso su brazo sobre mi pecho y su pierna sobre mi
entrepierna, quedando su rodilla sobre mi pene directamente y su mano justo
sobre mi pectoral derecho. Yo no le di importancia, pero sentí en mi pene un
ligero movimiento.
Me
quedé dormido, Poncho me despertó nuevamente con un movimiento, esta vez
terminó su mano derecha sobre mi pene, justo donde había estado su rodilla, y
sentí que su cara quedó junto a mi axila derecha (yo tenía el brazo levantado).
Escuchaba su respiración muy cerca y su mano no se movía, pero mi pene comenzó
a palpitar.
Yo no
sabía qué hacer, sentía pena con Poncho (a pesar de que aparentemente era él
quien quería algo), pero también seguía pensando que podría ser coincidencia, y
a la vez pensaba en qué se sentiría seguir.
Después
de un rato de pensar y de cero movimientos de ambos, me quedé dormido de nuevo.
Nuevamente me despertó el movimiento de Poncho, esta vez se acomodó de tal
forma que su mano derecha terminó sobre mi muslo derecho (yo tenía las piernas
abiertas y mi pene estaba posicionado hacia arriba). Nuevamente mi cabeza
comenzó a volar y mi pene a palpitar, quedando semi erecto, cuando de pronto,
sentí que la mano de Poncho comenzó a recorrer mi muslo unos centímetros arriba
y se detuvo, luego un poco más y llegó a mi bóxer, introduciendo apenas la
punta de un dedo por debajo.
A estas
alturas mi pene estaba completamente erecto, mi respiración agitada, era
difícil de disimular y su mano seguía subiendo lentamente. Cada centímetro que
recorría me hacía más difícil la tarea de permanecer inmóvil. Mi cabeza ya no
pesaba en nada más que en su mano acercándose a mis testículos, y de pronto
llegó.
Sentí
cómo dos de sus dedos llegaron a mi testículo derecho y comenzaron a moverlo,
supongo que era muy incómodo porque mi bóxer estaba algo apretado y Poncho al
parecer no quería despertarme. Así siguió un rato y luego “volvió a acomodarse”
y retiró su mano de mi muslo, y al final terminó nuevamente sobre mi pezón
derecho y su cabeza en mi axila.
Yo me
decepcioné un poco porque pensé que todo había terminado, Poncho se quedó
inmóvil tanto tiempo que volví a quedarme dormido. Nuevamente me desperté por
los movimientos de Poncho, esta vez su mano derecha terminó en mi abdomen justo
debajo de mi ombligo y a la derecha. Nuevamente mi pene despertó y fue de cero
a cien, y mi mente comenzó a volar pensando en lo que podría pasar a
continuación.
Unos minutos
después, Poncho bajó la mano unos centímetros, y mi virgen pene se puso más
duro que nunca. Minutos después, Poncho bajó la mano unos centímetros más. Tal
vez eran segundos, pero a mí me parecían minutos porque era mucho tiempo entre
cada movimiento, parece que realmente no quería despertarme. En el siguiente
movimiento sentí cómo dos de sus dedos llegaron al elástico del bóxer y se
escabulleron por debajo, llegando al terreno de mi vello púbico.
Yo
estaba extremadamente excitado, pues venía algo nuevo para mí y la mezcla de
nervios, culpa y lívido me estaban matando. Poncho bajó más la mano y ya tenía
varios dedos sobre mi vello púbico, bajó un poco más y uno de sus dedos por fin
tocó mi pene, y fue ahí donde ya no pudo más y sin ningún cuidado metió toda la
mano hasta haber rodeado con sus dedos mi pene por completo.
En ese
momento perdí mi inocencia. Había sido tocado por alguien más y estaba a punto
de estallar de placer, pensé que no podía sentir más excitación, y estaba
equivocado. Poncho bajó todo mi prepucio y luego lo subió lentamente, quedando
el círculo de su pulgar y su índice rodeando la cabeza de mi pene que ya estaba
mojada con líquido pre seminal. Con sus otros dedos bajó mi prepucio y se quedó
en la cabeza, esparciendo el líquido desde la punta suavemente. Yo quería
morirme de placer y pensé que iba a explotar, pero de pronto Poncho comenzó a
masturbarme lentamente.
Sus
movimientos eran suaves, lentos, cuidadosos, delicados. Su mano rendía honor a
mi pene, lo recorría como si de fuera su complemento, su razón. Así siguió unos
momentos más, en los que yo agonizaba de placer, hasta que de pronto hizo un
movimiento que me pareció muy experto: Con su mano hizo que mi pene tocara mi
abdomen, quedando una parte fuera del bóxer.
Ya en
esa posición, con la misma mano tomó el elástico del bóxer y del short y con un
movimiento los llevó hasta debajo de mis testículos, de tal manera que mi pene
erecto y mis testículos quedaron al aire libre a su total disposición. Era la
primera vez que mis “partes” estaban a aire libre con alguien más al lado mío,
fue otra pérdida de inocencia.
Ya con
más confianza, comenzó a masturbarme de la misma manera, y de vez en cuando
acariciaba mis testículos delicadamente. Yo pensé que no iba a aguantar mucho,
y me dio miedo pensar en eyacular, pues él sabría que estaba despierto, pero de
pronto se detuvo, alejó su mano, se movió mucho y de pronto ya estaba sobre mí
(se sostenía con sus brazos para no dejar caer su peso sobre mí). Sentí cómo
acercó sus labios a los míos y me besó (aunque yo correspondí porque “estaba
dormido”), luego bajó un poco y besó mi cuello, bajó más y lamió mis pezones,
bajó más y besó mi ombligo (el solo pensar en lo que venía me hizo temblar y mi
respiración era imposible de disimular), y por fin llegó a mi pene, lo timó con
una mano y de pronto sentí por primera vez en mi vida cómo mi pene era envuelto
en calor y humedad, fue un momento único.
Su
boca cubrió la cabeza y pronto lo introdujo todo lentamente, llegando hasta el
fondo de su garganta. Cuando estuvo allí, comenzó a meter y sacar y yo no pude
resistir hacer el movimiento de penetración en su boca. Simplemente no quería
que terminara, estaba como paralizado de placer y de nervios, pero no podría
permitir que esto parara. Poncho siguió mamando y de pronto comenzó a usar su
lengua, la pasaba por toda la cabeza de mi pene como quien disfruta de un
delicioso helado.
Fueron
pocos los minutos que pude resistir tanto placer, y con una respiración más
rápida y fuerte anuncié que estaba por terminar, fue mi manera de agradecer,
tomando las precauciones y, sin importar que supiera que estaba despierto,
avisarle para que se retirara y evitar accidentes.
Pero
¿acaso me esperaba algo mejor? Parece que sí, pues al percatarse de mi
inminente orgasmo, Poncho aumentó sus movimientos de entra-sale y de lengua,
como ansioso por el final feliz, y yo con esto definitivamente ya no pude
resistir un segundo más y tuve un orgasmo que casi me hace desmayarme. Los
chorros eran tan fuertes que pude sentir cómo pasaba el líquido hacia afuera de
mi pene a cada disparo, y a cada uno de ellos, sentir mi pene aun dentro de su
boca me hacía retorcer de placer. Poco a poco fui recuperando la conciencia
mientras Poncho seguía limpiando todo resto de fluido con su boca. Yo seguía temblando,
pero poco a poco fui recuperando la calma y volví al modo “estoy dormido”.
Después
de un rato de inactividad efectivamente me quedé dormido. Cuando desperté
Poncho ya estaba levantándose para bañarse, era tarde. “Me voy a bañar”, me
dijo, y salió del cuarto.
Pensé
que me diría algo o que el ambiente estaría serio, pero no, todo seguía normal,
como si el estuviera super seguro de que nunca me di cuenta de lo que hizo, y
la verdad, si él no me decia nada, yo tampoco lo haría, desconozco si Pongo es
gay o solamente fue un momento de curiosidad que la tenía y queria
experimentar, espero más adelante salga de esa duda.
Relato enviado por un seguidor - José, México.
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TODO SERA CONFIDENCIAL.

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